viernes, 24 de diciembre de 2010

El último adiós.

En aquella época, yo cultivaba la teoría de que es la persona que se va la que debe dar el primer paso hacia la que se queda. Siempre son los viajeros los que están obligados a enviar postales. Solo el que se va puede volver. El que se ha quedado en el andén no puede hacer más que esperar. Y, a medida que pasa el tiempo, si la expectación se revela inútil, no tendrá mas remedio que resignarse al abandono definitivo.


Todos los detectives se llaman Flanagan.

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